martes, 17 de agosto de 2010

La recta final

A las monstruosidades del cinismo del intelecto y de la brutalidad del sexo Witkiewicz le agregó otra monstruosidad más: el absurdo. Impotente y desesperado frente la insensatez del mundo lleva el absurdo al punto de convertirse él mismo en un absurdo, un sin sentido que utiliza para vengarse de los hombres en todos los planos de la existencia.
“Finalmente llega a la monstruosidad metafísica. Quiere alcanzar el escalofrío metafísico que nos arranca de lo cotidiano, colocando a la naturaleza humana en contacto inmediato con su insondable misterio. Por otra parte, esta metafísica no eleva al hombre, al contrario, lo desfigura. Witkiewicz tiene algo de un ser fantástico por su deforme y convulsa capacidad de excitarse frente al abismo de su propia persona (...)”

http://cinosargo.bligoo.com/content/view/592934/WITOLD-GWOMBROWICZ-Y-STANISLAW-IGNACY-WITKIEWICZ.html

¡A Baco y a Venus!

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